Editorial

«La razón y la fe deben ir juntas para lograr una convivencia armoniosa».

La Semana Mundial de la Armonía Interconfesional, que se celebra del 1 al 7 de febrero, es una iniciativa promovida por la ONU para fomentar el diálogo y el entendimiento entre personas de diferentes religiones y creencias.

2025-02-1a7-Semana-Armonía-Interconfesional-2w

Fue proclamada en 2010 por la Asamblea General de las Naciones Unidas con el objetivo de promover la paz, la tolerancia y el respeto mutuo entre diferentes comunidades religiosas y culturales.

Objetivos principales:

  • Fomentar el respeto y la comprensión mutua entre personas de distintas creencias.
  • Destacar valores comunes de las religiones, como la paz y la solidaridad.
  • Promover el diálogo interreligioso para evitar conflictos y tensiones.
  • Combatir la intolerancia y la discriminación basada en la religión o creencias.

Actividades durante la semana:

  • Conferencias y foros sobre el diálogo interreligioso.
  • Oraciones y encuentros interconfesionales promoviendo la unidad.
  • Proyectos comunitarios para fortalecer la convivencia pacífica.
  • Charlas educativas en escuelas y universidades sobre diversidad religiosa.

Esta semana es una oportunidad para reflexionar sobre cómo las religiones pueden contribuir a un mundo más armonioso y solidario.


¿Cómo podemos vivir en armonía? Primero necesitamos saber que somos todos igualmente amados por el mismo Dios. Santo Tomás de Aquino.

La frase enfatizaba la idea de que todos los seres humanos somos amados por Dios y, por lo tanto, debemos tratarnos con respeto y justicia. Aunque no se encuentra exactamente con esas palabras en sus escritos, sí está en línea con su filosofía sobre la dignidad humana, la caridad y la armonía social.

Claves tomistas para vivir en armonía:

  • Reconocer la dignidad de cada persona. Todos somos creados a imagen y semejanza de Dios, por lo que debemos tratarnos con respeto y amor.
  • Practicar la caridad y la justicia. La caridad es el amor cristiano hacia el prójimo. Para Aquino, la justicia y la caridad son esenciales para la paz.
  • Buscar la verdad y el bien común. El conocimiento y la razón deben usarse para construir sociedades más justas y en paz.
  • Aceptar la diversidad con prudencia. Santo Tomás defendía que la razón y la fe deben ir juntas para lograr una convivencia armoniosa.

En definitiva, según el pensamiento tomista, la base de la armonía es el amor de Dios, que nos hace iguales y nos llama a vivir en unidad y paz.


La virtud es armonía. Pitágoras.

Pitágoras veía la vida como un reflejo del orden matemático y la armonía universal. Para él, la virtud consistía en vivir en equilibrio con las leyes del cosmos, la naturaleza y uno mismo.

¿Qué significa que la virtud es armonía?

  • Equilibrio interior. La virtud es el resultado de un alma ordenada, libre de excesos y pasiones descontroladas.
  • Orden en la sociedad. Una comunidad justa y pacífica solo puede existir si sus miembros viven en armonía moral.
  • Sintonía con el cosmos. Para Pitágoras, el universo sigue principios matemáticos perfectos, y el ser humano debe alinear su vida con estos principios.
  • Educación y autodisciplina. La virtud se alcanza mediante la razón, el conocimiento y la práctica del bien.

En resumen, vivir con virtud es vivir en armonía: con nosotros mismos, con los demás y con el universo.


Vivir en armonía con la multiculturalidad religiosa.

La multiculturalidad religiosa, impulsada en gran medida por la inmigración, puede traer tanto beneficios como desafíos. Si bien la diversidad cultural y religiosa enriquece las sociedades al fomentar el intercambio de ideas y tradiciones, también puede generar tensiones si no se gestiona adecuadamente.

Riesgos de la multiculturalidad religiosa en contextos de inmigración descontrolada:

  • Conflictos culturales y religiosos
    • Diferencias en valores fundamentales pueden generar tensiones sociales.
    • Algunas comunidades pueden percibir la llegada de nuevas religiones como una amenaza a sus tradiciones.
  • Fragmentación social
    • Si la integración no se maneja bien, pueden formarse guetos o comunidades aisladas con poca interacción con la sociedad anfitriona.
    • Puede surgir el multiculturalismo paralelo, donde diferentes grupos viven separados en lugar de integrarse.
  • Radicalización y extremismo
    • Algunos inmigrantes pueden traer consigo conflictos históricos o influencias extremistas.
    • En casos extremos, la falta de integración puede generar sectarismo o hasta radicalización en algunos sectores.
  • Desafíos para la seguridad y la gobernanza
    • En algunos casos, el Estado puede enfrentar dificultades para garantizar la convivencia pacífica entre diferentes grupos religiosos.
    • Surgimiento de tribunales religiosos paralelos que desafían las leyes nacionales (ejemplo: aplicación de la Sharía en comunidades musulmanas).
  • Impacto en los valores y derechos humanos
    • Algunas tradiciones religiosas pueden entrar en conflicto con derechos fundamentales, como la igualdad de género o la libertad de expresión.
    • Casos de intolerancia religiosa dentro de comunidades inmigrantes hacia quienes dejan su religión de origen o tienen orientaciones distintas.

Soluciones para evitar estos problemas:

  1. Políticas de integración efectivas, fomentando la adaptación de los inmigrantes a los valores y normas del país receptor.
  2. Educación intercultural, promoviendo el respeto mutuo sin caer en relativismos que permitan prácticas contrarias a los derechos humanos.
  3. Diálogo interreligioso, impulsando iniciativas que promuevan la armonía entre distintas creencias.
  4. Control migratorio inteligente, asegurando que la inmigración sea ordenada, segura y compatible con la estabilidad social.
  5. Fomentar la identidad nacional, asegurando que los nuevos ciudadanos compartan principios democráticos y valores fundamentales del país.

Es clave encontrar un equilibrio entre la diversidad religiosa y la cohesión social para evitar conflictos y garantizar una convivencia armónica.

Más en Portadas
Comentarios