No sé por qué se indignan tanto fuera de Cataluña por el fondo de las palabras del secretario general de JxCAT, Jordi Turull a propósito de la "financiación singular": "O Cataluña se queda con la chicha y el resto se conforma con los huesos, o ponemos al Gobierno de España mirando a Cuenca". En catalán suena lo mismo, pero más épico: "Ni hablar del café para todos, ni de coña toleraremos pactar el montante de solidaridad. ¡Nosaltres sols! Hasta el gorro de expolio fiscal, de Constitución y de la madre que parió a la puta España. Lo nuestro, nuestro y lo vuestro a medias, ¡garrapatas!". ¡Cáspita, qué mal suena!
Permítanme estas licencias literarias para mostrarles el veneno que llevan dentro y la base supremacista que las sustentan. Vayan a las fuentes directas y traduzcan según conveniencia, yo ya no estoy para romanços, ni soporto a tanto sacamantecas camuflado de demócrata.
Para los que quieran analizar el exabrupto de forma sensata, irónica y analítica, recurran al artículo de Félix Ovejero, "¿Café para todos? ¡Pues claro!". Yo ya he roto aguas y me zisco en esta banda de sofistas, trileros, y supremacistas especializados en retorcer el lenguaje y vender pescado podrido sin escrúpulos ni medida. Es la nueva casta a casa nostra, el viejo caciquismo reciclado en progresismo por el sanchismo. Y el personal haciendo distingos entre la alcaldesa de Ripoll, Silvia Orriols de Alianza Catalana por hablar sin tapujos, y los que lo hacen de tapadillo en Junts, ERC o la CUP, hoy a la gresca por el control de la pieza de caza que les ha traído hasta la madriguera independentista el obediente Salvador Illa.
Pónganse en lo peor cuando posean el poder total sobre la recaudación de hacienda.
Se ha escrito todo sobre ese pacto económico reaccionario. No se ha reparado, sin embargo, en la utilización partidista que harán los amos de la masía con el control fiscal de los catalanes. No lo duden, lo utilizarán con la misma perversión que hacen con la lengua. Els nostres, a salvo, los otros, a degüello. Si el 3% y la malversación del dinero público han estado y siguen estando a salvo de los Tribunales, pónganse en lo peor cuando posean el poder total sobre la recaudación de hacienda. El lawfare judicial que tanto han denunciado, será una broma ante el lawfare fiscal que utilizarán ellos. Las vendettas contra empresarios, políticos y ciudadanos catalanes no nacionalistas nos recordarán la Caza de Brujas de los cuarenta en EEUU.
Pero no descarguemos toda la responsabilidad en los nacionalistas de pata negra. El pacto que acaba de hacer el Gobierno de Sánchez y el PSC con ERC y Comuns ya lo había exigido en Julio de 2014 Miquel Iceta, por entonces secretario general del PSC, para distanciarse de las dos preguntas de la consulta independentista que harían efectivas los nacionalistas cuatro meses después en el lírico 9N de 2014. Miquel Iceta ofrece a cambio un referéndum pactado y legal con su propia pregunta: "¿Quiere que el Gobierno de Cataluña negocie con las instituciones del Estado un acuerdo que garantice el reconocimiento del carácter nacional de Cataluña, un pacto fiscal solidario y el blindaje de las competencias en lengua y cultura?".
Ya entonces el PSC suplantaba y facilitaba las aspiraciones del independentismo simulando que lo combatía. ¿Por qué? A ello dediqué en aquel lejano 2014 en El Español/Crónica Global esta reflexión: "¿Por qué la pregunta de Miquel Iceta es reaccionaria?".
Desgraciadamente, ahora Pedro Sánchez y el Gobierno de España han asumido todos los postulados del nacionalismo según medida. Y actúan con el mismo desprecio a la Ley y a la Constitución en España como lo han hecho los nacionalistas desde hace cuarenta años en Cataluña. Por eso esta casta nacionalista no ha respetado en estos últimos cuarenta años ni una sentencia de los Tribunales en defensa de los derechos civiles de los ciudadanos catalanes no nacionalistas, empezando por los lingüísticos.
En nombre de la nación asediada por "la ultraderecha española"
Esto es lo dramático. Ver cómo Pedro Sánchez va colonizando todas las instituciones del Estado de derecho día a día sin escrúpulo ni respeto alguno a los valores éticos que deben suponerse en un demócrata. Ver cómo los usa para lograr sus fines a favor exclusivamente de la media España que les vota, es revivir, ahora en España entera, los cuarenta años de tiranía nacionalista, donde sus dirigentes colonizaron todas las instituciones para excluir de derechos civiles a más de la mitad de ciudadanos catalanes en nombre de la nación asediada por "la ultraderecha española".
¡Qué casualidad! La misma matraca que utiliza ahora Sánchez, que aventó Zapatero para crear "tensión", pero que los nacionalistas llevaban 30 años utilizando con éxito para satanizar cualquier resistencia cívica a su racismo cultural. El mismo infierno laico de esta izquierda postiza, madura de tiranía, que en nombre del miedo a la ultraderecha aterra para arremolinar a los suyos y acomplejar a los adversarios.
No, Pedro Sánchez no ha inventado nada, los nacionalistas le han precedido con sobrada eficiencia y toda la indiferencia del resto de españoles. Es doloroso ver cómo ahora que les tocan el parné se soliviantan, pero han callado durante cuarenta años cuando en Cataluña nos despojaban de derechos civiles en el trabajo, en la enseñanza, en los medios, y en todas las administraciones por cuestiones lingüísticas. Sin decir ni mu, como acertadamente señalaba la catalanísima Anna Grau en estas mismas páginas hace unos días.
Déjà vu, decimos desde Cataluña con un rictus de tristeza por tanta desidia, por tanta ceguera, por tanta indiferencia.
PD: Perdón, creo que ayer fue la Diada de Cataluña. Algún ruido oí por el barrio. En los terminales mediáticos del sanchismo cacareaban como gallinas cluecas sin reparar que nunca antes el independentismo dispuso de más armas para lograr la independencia sin sufrir ninguna de sus consecuencias. Y mientras llega, ya la disfrutan por poder interpuesto. Los mismos de siempre.