Ideas para la defensa de Torra
La posibilidad de que inhabiliten a Quim Torra me llena de gozo, ¿para qué lo voy a negar?
- Un año y ocho meses de inhabilitación, sin embargo, me parece poco: la cosa debería ser permanente.
- Lo único que me inquieta del asunto es que no sé si es posible inhabilitar a alguien que no ha hecho nada de nada desde que tomó posesión del cargo de presidente suplente de la Generalitat.
- Vamos a ver, se puede inhabilitar a un médico, a un abogado y hasta a los organizadores de un golpe de estado posmoderno y a la vez chapucero, pero… ¿es posible inhabilitar a un político que no ha dado un palo al agua durante todo el tiempo que lleva haciendo como que preside nuestra querida comunidad autónoma o, mejor dicho, esa república que únicamente falta implementar?
Yo creo que la defensa de Torra debería ir por ahí.
- A fin de cuentas, la vagancia no está considerada un delito.
- En todo caso, se le podría acusar de malversación –se ha dejado una fortuna en viajes a Waterloo–, de hacer el ridículo en el extranjero –no olvidemos aquel viaje a Washington en el que casi pasa la noche en el cuartelillo por gritar e improvisar un castell a la salida de una cena en el Smithsonian–, de absentismo laboral –ha chapado el Parlamento catalán cada vez que le ha dado por ahí porque tenía que ir al Aplec del Cargol o a la Fira del Càntir– o de obstrucción a la justicia –su amiga Aurora Madaula, esposa de ese cerebro privilegiado que es Agustí Colomines, se encarga de retrasar todo lo que puede la ley anticorrupción, no vayan a salir trapisondas del 3% o de la fundación Catdem–.
- Pero inhabilitarlo como político no va a ser tan sencillo, pues a nadie le consta que haya ejercido jamás ese oficio.
- Sabemos que fue agente de seguros y que estuvo al frente del Born, pero lo primero lo puede hacer cualquier ser humano y lo segundo, vigilar unas ruinillas del XVIII y prestarle el local al Institut Nova Història para sus exposiciones veraces y objetivas, está al alcance hasta de un chimpancé.