Hispanidad y leyenda negra (I)
«Quien controla el pasado, controla el futuro»… Hago mía una frase de Marcelo Gullo, historiador de relieve, con la que pretendo hacer conscientes a los españoles de que, recuperando la Hispanidad como nuestro mejor aporte a la historia de la Humanidad, conquistaremos el futuro, venceremos el peligro de desintegración nacional, y recuperaremos nuestro puesto en el mundo.
Desgraciadamente, la historia la escriben los vencedores, y éstos fueron nuestros enemigos europeos, anglosajones, holandeses y franceses principalmente, que ya en el siglo XVI se aliaron con el islán contra nosotros, y que lograron, especialmente en los siglos XIX y XX, tergiversar y mentir sobre nuestro papel en América, hasta convencer, con la llamada leyenda negra, a los propios españoles de ambos continentes.
«La historia es la política que fue, y la política es la historia en construcción» Marcelo Gullo
Vamos a hacer hincapié en la historia, su conocimiento es vital para alcanzar la posibilidad de pensar con cierta autonomía individual, porque si nos enseñan la mentira, ocultándonos lo que pasó por motivos políticos, las nuevas generaciones serán completamente ignorantes, y estarán manipuladas por medio de una ingeniería social que ya está en marcha hace décadas en España. No olvidemos que «la historia es la política que fue, y la política es la historia en construcción».
Un ejemplo de lo que digo: ¿Cómo se puede explicar a los chicos en la escuela, como anuncian los recientes planes de estudios, la historia de España sólo desde 1812? ¿Y los 1.800 años anteriores que conforman la era cristiana? ¿Y los miles de años de la prehistoria? ¿No indica ello que quien gobierna en esta hora de España sólo quiere que los nuevos españoles desconozcan casi toda nuestra historia?
Son los mismos que desde hace siglos vienen realizando una acción depredadora.
Hay que mostrarse dispuestos, yo lo hago ahora, a quitar la venda que cubre los ojos de muchos de nuestros compatriotas, afirmando rotundamente, entre otras cosas, que los anglosajones han creado un falso Occidente. Ellos son los mismos que desde hace siglos vienen realizando una acción depredadora en todo el mundo por ellos colonizado: en América del Norte, Australia, Sudáfrica, India o China (comercio del opio), apropiándose de sus riquezas, y llevando a cabo políticas de servidumbre, postergación, y, en muchos casos, de exterminio contra los aborígenes.
Por todo eso, afirmo que el verdadero Occidente es y era España, que no fue a ningún sitio a esquilmar sus recursos económicos. Por ejemplo, en el Sahara Español, que regimos desde 1884, España invirtió millones en infraestructuras para extraer y transportar el nitrato amónico y potásico de sus minas, y construyó una cinta transportadora de ochenta kilómetros y un muelle que se internaba en el océano más de tres para las faenas de carga y descarga. Pues bien, acabada la obra, Marruecos nos arrebató (hay quien sostiene que posiblemente con la aquiescencia estadounidense, pues Franco estaba muriéndose), con su famosa Marcha Verde de doscientos mil marroquíes, el dominio sobre aquel territorio incluso contra el parecer de la ONU, que exigía un referéndum de los propios saharahuis, que nunca llegó (y que nunca llegará, añado, tras el reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sahara, hecha por Pedro Sánchez).
Quiero aportar más pruebas del latrocinio contra España:
- 1640. Portugal se independiza de España con la ayuda militar de los ingleses.
- 1655. Jamaica nos es arrebatada.
- 1704. Gibraltar.
- 1794. Oregón, Idaho, Montana, Washington y Sur de Alaska.
- 1801. Una parte de Luisiana, Arkansas, Oklahoma, Kansas, Nebraska, Dakota del Sur, Dakota del Norte, Wyoming, Montana, Minnesota y Iowa.
- 1819. Florida, el resto de Luisiana y Texas.
- 1836. Méjico, aunque ya independizado de España pero de raigambre nítidamente española, es despojado de California, Nevada, Utah, Arizona, parte de Colorado, Kansas, Oklahoma, parte de Wyoming y parte de Nuevo México.
- 1898. Se nos arrebatan Cuba, Filipinas y varias posesiones en el Índico y Oceanía.
Así pues, vemos que EE.UU. no había conquistado todo su territorio a los indios, como generalmente han hecho creer, sino a los españoles.
Y otra cosa que nos ocultan en esa especial propaganda que son los “western”, como explica la profesora en Filología Clásica María Elvira Barea en su libro Imperofobia y leyenda negra, es que presentan a “los indios” como salvajes primitivos sin ningún contacto anterior con los blancos europeos… Pues no: en los siglos anteriores a la conquista norteamericana de la parte centro-oeste de la América del Norte, los oriundos de aquellas tierras (los “indios”) ya convivieron con los españoles sin problemas; es más, conocían el español, y muchos eran cristianos; ahí tenemos el caso del caudillo apache Jerónimo, que era cristiano y hablaba español. ¡Claro, Jerónimo es nombre español!
¿Y qué decir de la concomitancia y afinidad que se revela en tantas y tantas cosas entre España y los oriundos de aquella parte de América? Por ejemplo, aquella que nos sugiere la imagen tan típica y tópica del “indio montado a caballo”. Y es que, como apunta la doctora María Elvira Roca Barea en su libro, fue un novohispano, Juan de Oñate y Salazar, explorador de las Grandes Llanuras y de la cuenca del río Colorado, quien introdujo el caballo en aquellas tierras, junto con otros animales domésticos. Los puntos de contacto pacífico y enriquecedor, pero siempre respetuoso, entre España y los primigenios habitantes de la América del Norte, son miríadas.
Pues, pese a estas evidencias, personajes del siglo XIX como Loncelo, Preston, o Kignor, dicen que «el Imperio español es todo lo que no se debe ser». Y John Draper, profesor de la Universidad de Nueva York en 1850, llega a afirmar: «Si este justo castigo de la desmembración no hubiera caído sobre España, los hombres dirían: ¡Es que no hay justicia ni Dios!». Y hoy día las estatuas de Colón y fray Junípero Serra ⎼sigue diciendo la profesora Barea⎼ han aparecido con la cabeza cortada, pero no la del General Custer, el “mataindios”, al que, por cierto, sí se la cortaron éstos (es una metáfora) en Little Big Horn.
En la nueva fiebre de la estúpida ‘cancelación’ que asola a los Estados Unidos, también el 12 de Octubre (Columbus Day) ha sido suprimido como festividad hispánica. Y en los colegios de California, hace ya dos años, los niños representan una obrilla en la que los frailes franciscanos azotan a los indios. Y, lo más extravagante: ahora han puesto de moda el indigenismo, pero señalando culpables… ¡A los propios indios! Y echan la culpa a Jerónimo y a los chiricaguas (apaches), porque, al robarle el 52% de su territorio a Méjico, se produjo la rebelión de los mismos, acabando los anglosajones con ellos y, ya de paso, también con los navajos y cheyenes. ¿No sería para reír si no fuera para llorar? Para acabar la pantomima, decir que Jerónimo acabó sus días llevado en un carruaje con un chimpancé, de feria en feria, mofándose de él.
Dejo para otro día otros atropellos anglosajones a nuestra presencia y huellas en el Virreinato de Nueva España, como se llamó a la América hispana, y acabo resumiendo la situación en la que ha devenido tanto despotismo en la política actual. El falso Occidente confunde la “economía de mercado”, que es lícita porque favorece la libertad de iniciativa individual y es propia de los países libres, con la “sociedad de mercado”, donde el hombre es una mercancía más, y sus designios son planificados por cuatro plutócratas, dueños de multinacionales, tan poderosas que dominan la economía mundial, empobreciendo a países enteros, en una especie de nuevo feudalismo, del que por ley natural nos tenemos que deshacer para sobrevivir con arreglo a una moral que marca nuestro comportamiento, aquel que vimos en nuestros padres.