Hispanidad y leyenda negra (IV)

También hay que hablar de los 418.969 mejicanos deportados a Méjico, una vez que los ingleses les arrebataron el 52% de su territorio.


Artículos anteriores del mismo autor y tema Hispanidad y leyenda negra: primera entregasegunda y tercera.

Y todo ello decidido por los primeros presidentes, los que firmaron el Acta de Constitución de EE.UU. el 4 de julio de 1776: Thomas Jefferson, John Adams y Benjamín Franklin, ¡Que encima le echan la culpa de sus problemas con los indios a Gran Bretaña! Y estos, curiosamente copiaron y adoptaron el lema de la Revolución francesa de 1789: Egalité, fraternité et liberté. ¡Vaya cinismo que se gastaron!, porque fue este el primer precedente del genocidio y explotación in misericorde que llevaron a la práctica los europeos en sus colonias africanas y asiáticas y después Hitler en Alemania

También hay que hablar de los 418.969 mejicanos deportados a Méjico, una vez que los ingleses les arrebataron el 52% de su territorio (recordemos que España no tuvo nunca un ejército en América y que en las batallas los indios eran siempre, al menos la mitad de la tropa), y esto a pesar de que el 60% eran nacidos ya en ese nuevo estado norteamericano. La deportación se hizo bajo el lema racista siguiente: Una vez mejicano, siempre mejicano. «El Méjico de 1800 exportaba 25 veces más que EE.UU.» dice Fernando Paz, director de programas de historia en TVE durante muchos años, «Hoy el muro lo han levantado los EE.UU. para que no entren los mejicanos, pues entonces lo tendrían que haber levantado los mejicanos». Del genocidio en California ya hablaremos otro día.

Un segundo ejemplo es el caso de la Guerra de la Independencia en España, tanto la masonería inglesa como francesa atacaron a España y Portugal, el conglomerado de la egalité, liberté et fraternité, formado por franceses e ingleses, estos últimos supuestamente ayudando a España defendiéndola de los franceses, cita Fernando Armesilla, «pero lo cierto es que esta “ayuda” fue para destruir la protoindustria española y hundirnos en el famoso atraso, que duró más de un siglo después. El resultado fue provocar más de un millón de muertos en la península ibérica».

El tercer ejemplo es el de Australia donde eliminaron a los 900.000 censados y declararon, según recoge M. Gullo, la expresión terras nuris (tierras despobladas, sin habitantes), y es que ni tan siquiera los consideraban humanos. En Tasmania, sigue el autor, sobrevivió una sola mujer; “desarrollos separados” le llamaron eufemísticamente.

Un cuarto ejemplo es el caso de Francia, que ya citamos en parte por el genocidio de la Vendée al 80% de la población, por oponerse los tiraban a los hornos del pan, incluidas mujeres y niños. Pero es que con la guillotina decapitaron los racionalistas franceses a más de 400.000 personas ¡Vaya justicia la de Robespierre y los suyos! ¿Había casi medio millón de nobles que se opusieran a los capitostes burgueses que organizaron la Revolución para alzarse con todo el poder? No cabe mayor ignominia que la de estos miserables que decían actuar por la libertad, la igualdad y la fraternidad.

Se me olvidaba recordar un quinto ejemplo, citado por Gullo, que los ingleses empezaron siendo los primeros genocidas en su propio territorio, desde el principio, para imponer su protestantismo, Enrique VIII de Inglaterra tras la ruptura de su primer matrimonio en 1533 (se casó seis veces) con la hija de los Reyes Católicos, Catalina de Aragón, y tras su excomunión y separación del Papado de Roma, digo, fueron los primeros en matar a los católicos, que eran mayoría en su país. A los sacerdotes católicos los colgaban de los campanarios.

Pero al sexto caso, también ya comentado días pasados es el de Winston Churchill que en la Segunda Guerra Mundial dejó sin arroz a la colonia de India produciendo de tres a cuatro millones de muertos por hambre, hay que agregar el séptimo, los específicos de India y China. Dice M.ª Emilia Barea en Lutero y su mundo:

«En el s.XIX no hay políticas menos liberales que las de los gobiernos de su Graciosa Majestad Británica, que a golpe de monopolio impusieron comercios allá donde tuvieron poder. El auge de la textil inglesa del XIX se debe a que destruyeron por completo todas las industrias indias del Golfo de Bengala; todo el cachemir se producía allí; pues fueron destruidas. En la película de Gandi, uno de los caballos de batalla de éste, es la fabricación de la tela, para no comprar paño inglés. Toda la industria de la India ha sido destruida por los liberales ingleses, para que sus fábricas tengan mercado».

El caso de China, aparte del número de muertos, es primero la explotación de mano de obra barata para la construcción del ferrocarril (caso de Lelan Stanford en Florida 1846 al 1873) que huyó de la China empobrecida por el contrabando del opio; a éstos les negaban todo tipo de derechos hasta las relaciones sexuales con norteamericanos y sólo tuvieron la nacionalidad estadounidense a partir de 1967. Pero ya tendremos tiempo de abundar en este larguísimo tema.

Acabemos citando sólo, en octavo lugar el caso del apartheid en Sudáfrica, precisamente colonia inglesa, liderado como siempre por los anglosajones, y que ha producido tanto escándalo en la opinión mundial hasta 1994 que llegó Mandela, ya en nuestros días con la televisión y demás medios de comunicación, fue tal el escándalo, que ellos , para disimular su enriquecimiento y opresión racial y seguir como defensores de la democracia, se atrevieron a expulsar a Sudáfrica de su Commonwealth.