Hispanidad y leyenda negra (II)
Pretendo con esta serie de artículos, poner al descubierto una serie de hechos históricos, no ya olvidados, sino tapados hábilmente por los enemigos de España, para justificar la falsaria leyenda negra; con ello intentaremos desenmascararlos.
Recordemos hoy el caso de Alexander von Humboldt y Bompland (Prusia 1769-1859), según noticia que nos da El Debate (28/07/2024). Posiblemente uno de los mayores exploradores del mundo, Humboldt viajó por Hispanoamérica entre 1799 y 1804. Al principio, España había intentado limitar la entrada de comerciantes y aventureros extranjeros en sus posesiones, pero, con el tiempo, británicos, franceses y holandeses se establecen en Norteamérica y zonas del Caribe, y fueron sembrando una serie de tópicos negativos, que proveyó la legenda negra.
Se insistía en la idea de que Hispanoamérica era una tierra pobre, carente de ningún interés cultural, donde los españoles exterminaban y oprimían a los nativos. Estas ideas podemos verlas en Voltaire o Kant, que jamás estuvieron allí. Pues Humboldt, en su viaje, tomó buena nota de la realidad geográfica, botánica, geológica, económica y política de Hispanoamérica, y reflejó en numerosos ensayos una luz muy favorable sobre la obra de España, que desmentían por primera vez muchos de los tópicos de la legenda negra,
Los misioneros españoles habían escrito obras y gramáticas de las lenguas precolombinas
En mi artículo El primer imperio moderno ya di el dato de que los misioneros españoles habían escrito obras y gramáticas de las lenguas precolombinas, y hoy aporto estos nombres:
- San Bernardino de Sahagún, franciscano español del siglo XVI, escribió en nahualt y español su monumental tratado Historia general de las cosas de Nueva España.
- El dominico fray Domingo de Santo Tomás publicó en 1560 la Gramática o arte de la lengua general de los indios de los reinos del Perú, considerada la primera gramática del quechua.
- El jesuita Antonio Ruiz de Montoya, nacido en Lima (Perú), escribió a principios del siglo XVII el libro Tesoro de la lengua guaraní, un diccionario guaraní-español.
- Por último, el jerónimo Ramón Pané, reconocido como el primer etnógrafo del Nuevo Mundo, escribió, entre finales del siglo XV y principios del XVI, la Relación acerca de las antigüedades de los indios, comentando las creencias y mitos de los “taínos” del Caribe, que hablaban una variante del arahuac.
Otros muchos misioneros llevaron a cabo también esta tarea de conocimiento, defensa y difusión de las lenguas prehispánicas en América. Es decir, que los españoles ejercieron una labor no sólo de liberación de aquellos pueblos contra imperialismos antropófagos ejercido por aztecas e incas, sino que lo hicieron imbuidos de un afán de misión: el de expandir la fe y la cultura españolas, junto a la idea de justicia y libertad.
La necesidad de resistir contra la leyenda negra, patente hoy en todas las universidades del mundo
Marcelo Gullo, en la presentación de su libro Nada por lo que pedir perdón en la Fundación Rafael del Pino, ha insistido en la necesidad de resistir contra la leyenda negra, patente hoy en todas las universidades del mundo:
Si España fue a matar y robar, ¿por qué funda varias decenas de universidades 85 años antes de que se fundara Harvard en Cambridge? Los mejores profesores españoles fueron a enseñar en colegios y universidades de Hispanoamérica, y hasta el mismo Cervantes se apuntó para ir allí, aunque al final el viaje se frustró. España creó también centenares de ciudades en el interior del continente americano (aproximadamente 700 desde 1492 a 1589), y una red de hospitales ¡gratuitos!, donde fueron a curarse muchos europeos de la malaria, porque en Lima y Ecuador se había descubierto la quinina, con la que se curaba esta enfermedad.
Ya comenté en otro artículo que España introdujo en las universidades americanas las enseñanzas de la Escuela de Salamanca sobre derecho público y economía política, una doctrina fundamental frente al totalitarismo monárquico imperante en Europa en los siglos XVI y XVII, basada en la idea de que el poder viene de Dios, que lo da al pueblo, y éste lo delega en el Rey. Es decir, que los españoles ya enseñaban en América por aquella época que el pueblo está legitimado para llegar al tiranicidio si el rey traiciona su deber de asegurar la justicia y la libertad. Quien enseñaba esto a los indios, que gozaban de libertad ciudadana y religiosa al igual que los españoles de la Península, ¿podemos decir que era una potencia colonial explotadora?
También he hecho referencia en otro trabajo a algunas de las atrocidades netamente colonialistas en la peor acepción del término, llevadas a cabo por los inductores de la leyenda negra, tales como la política exterminadora de los aborígenes de América y Australia llevada a cabo por los colonizadores ingleses, el brutal y genocida comportamiento de Leopoldo II de Bélgica en su colonia del Congo, o, ya en el siglo XX, la actitud miserable del mismísimo Winston Churchill en lo referente a la gobernación de las colonias inglesas, plasmada en la siguiente anécdota:
En un momento en que el ejército inglés necesitaba comida, ordenó el envío a Inglaterra de toda la cosecha de arroz de la India, causando con ello la muerte de tres a cuatro millones de indios, que apenas tenían para comer otra cosa que una escudilla de arroz al día, y, para responder a las objeciones que se le hacían, el gran estadista dijo: La culpa es de ellos, que se reproducen como conejos. Sin comentarios.
La conquista de América la hicieron los indios, y la independencia de América la hicieron los españoles. José Vasconcelos
Para concluir, sobre la extraña situación que se produjo tanto a la llegada de los españoles a América como a su salida, comenta Gullo la siguiente frase del mejicano José Vasconcelos: La conquista de América la hicieron los indios, y la independencia de América la hicieron los españoles. Enigmática frase, aparentemente contradictoria; la primera parte se entiende, porque ya hemos explicado que los aztecas imperialistas fueron vencidos por la conjunción de los otros pueblos sometidos por ellos y conducidos por el hábil Hernán Cortés, consiguiendo así su libertad; estos pueblos eran los mixtecos, los totanacos, los huastecos, los tlasaltecas, los yopes, los guancas, y sachopojas, entre otros. Igual pasó con Pizarro y los imperialistas incas, que tenían sometidos a huancas, itchas y tarmas, collas y lupacas.
La segunda parte de la frase de Vasconcelos alude, contra lo pregonado por la leyenda negra, que no fueron los indígenas los que se rebelaron contra España en 1800, sino al contrario, fue Simón Bolívar, apoyado al final por los ingleses y capitaneando a un grupo de autócratas y oligarcas españoles y criollos que deseaban liberarse de las órdenes españolas que exigían el respeto a los nativos, quien se rebeló contra el Gobierno central para poder esclavizarlos a voluntad. Esta rebelión contra la Corona -¡oh sorpresa!- fue combatida en forma de guerrillas por los indios durante treinta años, escondidos en las montañas venezolanas tras la batalla de Ayacucho (19/12/1824), que ya comentaré en otra ocasión porque tiene mucho morbo.