El concierto catalán, la quiebra del Estado español, y los mercados financieros
Publicado en primicia en Economía Digital (20/08/2024), y posteriormente por Salir al Aire (con autorización del autor). Leerlo en el sitio web original.
El concierto catalán precipitará la descomposición de la democracia española y la desintegración de España. Lo que empezara con el procés de los separatistas golpistas catalanes, ha venido a transformarse en un proceso 2.0 que afecta a toda España.
El procés 1.0 concluyó tras el mensaje de S.M. el Rey a los catalanes (“No estáis solos”, noche del 3 de octubre de 2017) y con la aplicación a la Generalitat de Catalunya del artículo 155 de la Constitución Española. Desde entonces, todo el pescado independentista está vendido. Las falaces pretensiones de los nacionalistas catalanes se han esfumado: la ’independencia’ ya no atrae.
El proceso 2.0 es el precio del presidente Sánchez: demolición de la democracia y desintegración de España
No obstante, las presidencias de Pedro Sánchez han alterado la tendencia del separatismo a la irrelevancia. Efectivamente, para la moción de censura contra el presidente Mariano Rajoy, y para ser investido como presidente del gobierno de España, Pedro Sánchez aunó el 1 de junio de 2018 a las minorías socialista, comunista, separatista catalana, nacionalista gallega y vasca, Bildu-etarra y otras en una mayoría que le diera el gobierno de España. Este ardid de la ‘mayoría de las minorías lo repitió Sánchez tras las elecciones de 2020 (dos elecciones generales) y de 2023.
El precio de este presidente de gobierno ha sido simplemente inaudito: indultos a los golpistas separatistas, despenalización de los delitos de sedición y desórdenes públicos, amnistía y ‘financiación singular’ o ‘concierto’ fiscal para Cataluña. Amén de tantísimos otros desafueros ‘menores’ ¿verdad? y para los cuales carecemos aquí de espacio y paciencia para mencionar. El precio del presidente Pedro Sánchez ha sido la descomposición del Estado de derecho, de la democracia española y de España.
España ha pagado, está pagando y pagará un alto precio:
– Primero, por permitir el procés 1.0 con el largo y profundo desafío de los separatistas catalanes y de una administración pública llamada Generalitat de Catalunya contra el Estado de derecho español y la democracia.
– Segundo, por desarrollar el gravísimo proceso 2.0 debido a las investiduras como presidente del gobierno de España de Pedro Sánchez.
Cupo catalán: quiebra del Estado español y descomposición de España
El procés 1.0 catalán fue, pues, relevado por el proceso 2.0 español. El procés 1.0 era contra España y su gobierno. El proceso 2.0 es del gobierno español contra la democracia y la integridad de España. Las consecuencias de las medidas adoptadas en virtud del proceso 2.0 son tremendas para la estabilidad política, la seguridad jurídica y la calidad de las instituciones democráticas, elementos clave para la competitividad del país y el bienestar de los ciudadanos.
La última de las medidas adoptadas en este proceso 2.0, el concierto catalán, tiene, evidentemente, un origen político. Pero además tiene una vertiente económica, financiera, fisca, social práctica y duradera. De realizarse, el cupo llevaría al Estado español a la quiebra. Haría imposible la financiación de las Comunidades Autónomas y de la Administración general del Estado. En suma, el concierto catalán realmente rompe/romperá/rompería las cuadernas del Estado español, el sistema democrático y descentralizado español y la integridad misma de España.
¿Cómo reaccionarán los mercados financieros al concierto catalán y a la quiebra de España?
Puede decirse en otros términos. Hasta aquí las medidas debidas al proceso 2.0 han sido gravísimas. Vaya, son las más increíbles para un Estado de derecho: corroyeron la justicia, la legalidad, los valores y los principios de la democracia española. Ahora bien, aún más allá de este precio político pagado por causa de los procesos 1.0 y 2.0, el concierto catalán, participando de todos los males anteriores, tiene/tendría/tendrá además efectos fulminantes en cuanto socava/socavaría/socavará el funcionamiento inmediato del Estado, la base material o de recursos del Estado de derecho democrático y social español.
Por consiguiente, las consecuencias económicas del cupo catalán, medida política disparatada y debida al modo surrealista en el que Pedro Sánchez alcanzó y mantuvo la presidencia del gobierno de España, son/serán/serían desastrosas para España, para su integridad, para su democracia, para su funcionamiento, para su pueblo.
En este punto, y ante la profunda gravedad del impacto económico de un concierto catalán, aparecen dos cuestiones:
A. ¿Cómo reaccionarán los mercados financieros españoles, europeos y globales ante la quiebra del Estado español? Naturalmente, reaccionarán muy mal y muy fuertemente. No es nada habitual que quiebre un país europeo y encima grande. Por tanto, la prima de riesgo de los valores privados y públicos españoles estará por las nubes, la demanda de títulos y de deuda española por los suelos, el rating de las empresas residentes en España bajo mínimos, los capitales huyendo a raudales… Mientras llega este crack habrá habido antes incrementos sucesivos en los indicadores recién citados, que así descontarán el riesgo futuro.
El cupo catalán abreviará el camino de España a ser un Estado fallido y un país desintegrado
De ahí, se desprende la segunda cuestión: el concierto catalán ¿llegará jamás a aplicarse? Si fuéramos creyentes en alguna teoría de la conspiración, con alivio diríamos que jamás se aplicará. Un cupo catalán se evitaría como fuese. Pero, por desgracia, la dinámica de Cataluña y de España en las últimas décadas nos dice que aquí no hay elite conspiradora, al menos no conspiradora para el bien. De modo, que debemos anticipar lo peor: la efectiva aplicación del concierto catalán, la quiebra fiscal del Estado español, el fin de la democracia española y la desintegración de España.
Tras el procés 1.0, en el proceso 2.0 (indultos, despenalizaciones, amnistía…) el concierto catalán habrá hecho muchísimo para abreviar la ruta que lleva España a ser un Estado fallido y un país desintegrado.
PS. Ante tamaño desaguisado, un rescate de ‘España’ por parte de la Unión Europea, del Banco Central Europeo y del Fondo Monetario Internacional no ocurrirá, puesto que ello sería el suicidio de toda la zona euro. En consecuencia, de esta quiebra y caída de España se derivará/derivaría el corralito financiero y la vuelta a la peseta, ¡qué digo!, la instauración a lo grande de 17+2 corralitos y de 17+2 pujoletes, pesetillas, pecetetes, pesitiñas, pesitás, pesetogoñiurkaisteguis…