El independentismo tiene fuerza, mucha fuerza, pero ni mucho menos llega a tener la suficiente como para alcanzar de inmediato sus objetivos últimos ni para exigir un diálogo sobre tal cuestión. (...)
El unionismo es aún fuerte pero su debilidad consiste en que va reculando y más lo hará todavía cuando los socialistas catalanes, en su función de colaboradores necesarios, se avengan, como siempre han hecho, a colaborar con los independentistas bajo la excusa de que se debe formar un gobierno de izquierdas con ERC y los Comunes...
Es el clásico ejemplo de lo que tan bien nos explica Félix Ovejero en su reciente libro La deriva reaccionaria de la izquierda, un éxito de ventas. Reaccionarios de izquierda, revolucionarios de derecha. La confusión nacional y universal.