El día después
En un contexto como el que nos toca vivir, en el que hablamos de normalidad teniendo nuevamente a los fanáticos violentando la libertad de los ciudadanos y su movilidad, ya sea cortando accesos a las ciudades o a la nación española, en su conexión con Francia, no valen medias tintas y lo que conviene es firmeza.
El día después
Ha pasado el 10 de noviembre y volvemos al día a día.
- Y, visto el resultado, quizás debamos empezar a ahorrar para disponer cuanto antes de otros 150 millones de euros, por si vuelve a producirse una convocatoria a urnas en primavera.
Los millones derrochados, tras el engaño de los asesores del presidente que le incitaron a convocar pensando que lograrían tantos escaños como millones despilfarrados, han servido para poco, o mucho, depende de cómo se mire.
- Desde luego, no han sido efectivos para disponer de un Gobierno inminente pero, al margen de la previsible ingobernabilidad, sí han logrado dejar algunas cosas claras: convertir en dúo lo que antes era un trío, reajustar pesos y representatividad, ampliar la gama de colores con tanto partido presente en la Cámara y, no lo olvidemos, reverdecer la pradera.
En un contexto como el que nos toca vivir, en el que hablamos de normalidad teniendo nuevamente a los fanáticos violentando la libertad de los ciudadanos y su movilidad, ya sea cortando accesos a las ciudades o a la nación española, en su conexión con Francia, no valen medias tintas y lo que conviene es firmeza.
- Son muchos los costes que llevamos asumidos por tener un Gobierno que no reacciona con contundencia ante los agravios que infringe el separatismo violento, edulcorando los abusos inconstitucionales de los encapuchados dirigidos desde Lledoners,
- La Ciudadela y/o Bruselas, evitando con laxitud el posible colapso que conllevaría quebrantar la opción postelectoral que supone mantener en cartera a los amigotes separatistas, por si al final son necesarios.
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