Atrapados en el identitarismo
Hecho jirones el sueño de la independencia, los nacionalistas arrecían con una nueva campaña agónica sobre el futuro del catalán.
- “Una lengua enferma que se nos muere”, exclaman algunos; y todo porque según un estudio de una entidad secesionista (Plataforma per la Llengua) solo el 14,6% de las conversaciones en los patios de las escuelas son en catalán. ¿Qué hacemos ahora?, se preguntan.
- Si con la inmersión habían logrado limitar el uso del castellano a unas pocas horas en la escuela, resulta que se cuela en el tiempo libre y ocio incluso entre los jóvenes catalanohablantes.
- Pero que nadie se alarme. El anuncio de la apocalipsis lingüística, que TV-3 alimentó hace unos días con un reportaje, es solo propaganda.
- El resumen de todos los datos disponibles es que el catalán nunca ha estado mejor que ahora.
- Así pues, ¿a qué viene tanta intoxicación?
- Primero, a satisfacer la psicología del público nacionalista que necesita dosis periódicas de victimismo para mantener prietas las filas.
- Segundo, a mantener políticamente secuestrado el catalán. Y, tercero, a cerrar cualquier posibilidad de abrir un debate racional sobre el modelo lingüístico escolar.