El pasado 1 de octubre, la celebración del primer aniversario del pseudoreferéndum se transformó en un bumerán contra el Govern de Quim Torra. La nostalgia emocional no pudo esconder las enormes contradicciones entre los discursos inflamados y la realidad, así como la subasta permanente entre JxCat y ERC, que a partir del 27 de octubre puede precipitar el adelanto electoral. En cambio, ese mismo día, en Quebec se celebraron unas elecciones que han supuesto un nuevo hundimiento del secesionismo y la entrada en una etapa post-soberanista. Dicha coincidencia nos obliga a preguntarnos dos cosas. ¿Por qué la pulsión independentista, que dominó la política quebequesa durante décadas, ha desaparecido casi por completo?, y ¿qué lección se puede extraer para Catalunya?
Quebec no es un ejemplo de solución política acordada sobre el ejercicio de la autodeterminación, sencillamente porque no existe tal posibilidad. Mañana publico este artículo. https://t.co/rk7aPoRAHH
— Joaquim Coll (@joaquimcoll) 12 de octubre de 2018