España. Quién te ha visto y quién te ve.

"Robos en carreteras", "No confíes en un extraño".,, Estas son las advertencias que ven los turistas cuando llegan por carretera a España desde Francia.
He tenido que asentir cabizbajo cuando amigos suecos, daneses, alemanes o suizos me han preguntado por la violencia e inseguridad de Barcelona.

Título original: España. Qué pena. Publicado en primicia en El Debate (29/08/2024), y posteriormente por Salir al Aire (con autorización del autor). Leerlo en el sitio web original.

He circulado estos días por carreteras de varios países europeos y al margen de la enorme carga de tráfico y atascos, todas las señalizaciones eran de control circulatorio y advertencias informativas del momento como creo que debe ser, hasta llegar a España y cruzar La Junquera.

Desde el mismo momento que se rueda en suelo español, catalán para los seres superiores, empiezan a aparecer casi cada diez kilómetros advertencias en señales luminosas de gran formato de no permanecer en zonas aisladas de servicio y aparcamiento y descanso, de no aproximarse ni permitir la proximidad de desconocidos, de mantener el control y vigilancia de enseres y pertenencias y demás peligros.

Y todo ello en varios idiomas incluyendo claro está el castellano y el catalán, es de suponer para que los españoles también nos demos cuenta de en qué país inseguro y delictivo estamos así como en qué hemos convertido aquél ambiente amable y acogedor.

Estamos proyectando al mundo una imagen de lo que somos.

Que de toda Europa tan solo se leyeran esos carteles en mi país ha sido una bofetada moral o de tristeza personal al estilo de los australes africanos o indonesios pues dangerous animals o beware crocodiles pues estamos proyectando al mundo una imagen de lo que somos y nuestros logros en materia de convivencia y hospitalidad, pues cuando se producen asesinatos violentos, apuñalamientos cada minuto, robos y hurtos cada segundo, la inseguridad asusta y ahuyenta a aquellas personas que nos visitan ávidos de conocer nuestro patrimonio cultural en todas sus vertientes incluyendo el ocio y la diversión.

He tenido que asentir cabizbajo cuando amigos suecos, daneses, alemanes o suizos me han preguntado por la violencia e inseguridad de Barcelona pidiéndome consejo para viajes y visitas. He tenido que leer carteles luminosos por doquier además en mis propios idiomas castellano y catalán, es decir español, que estaba accediendo y circulando por mi propia e insegura tierra, mientras naturalmente pensaba en la información que estaban recibiendo los vehículos extranjeros y sus reacciones.


  

Ésa es lamentablemente la imagen que proyecta España en el mundo gracias en Cataluña a Colaus, Gabrieles, Junqueras, Nogueras, Rufianes y Puigdemones. Y en España a los Sánchez, Bolaños, Marlaskas, Armengoles, Monteros, Marisús y cuchipandis varias.

Deseo que mi país recupere el rumbo seguro de convivencia.

Cierto que les hemos votado y cierto también que no lo puedo entender de mis propios compatriotas, de mi propia gente y por supuesto de muchos conocidos. No sé el tiempo que tardaremos en recuperar la senda del prestigio, la hospitalidad y la seguridad, en eliminar la violencia propia e inmigrada así como tolerada. Tampoco entiendo porqué las pateras no desembarcan en Gibraltar, Niza o Montecarlo y deseo que mi país recupere el rumbo seguro de convivencia y progreso para poder volver a sentirnos orgullosos de nuestra condición de españoles, ricos de cultura e historia en el mundo hablando además la segunda lengua mayoritaria.

De lo que sí estoy seguro es que hasta que no expulsemos de nuestras vidas a toda esa banda de filibusteros no podremos apagar los carteles e informaciones de los peligros que nos acechan y seguiremos proyectando al mundo la imagen de país en pena. Y como ciudadano español y catalán me invade también una profunda pena por ello.