El desastre de Valencia y toda la vertiente mediterránea, con las lluvias torrenciales y la falta de coordinación para hacerle frente, ha dejado claro que, aunque nos cuestan un riñón a base de impuestos, tantas administraciones y un índice de políticos por población exagerado y abusivo no sirve para nada.
Al escuchar entrevistas a alcaldes de la zona parece claro que la administración local, la que vive a pie de calle y es vecina de sus propios vecinos, ha sabido dar la talla. Como pudieron, se preocuparon por avisar sin esperar que nadie les dijese que venía un tsunami de barro.
Por otro lado, no para la discusión al decir que todo hubiese sido más fácil sí, para solventar y responder a esta guerra con la naturaleza, hubiese existido un mando único que desplegara de forma inmediata todos los recursos disponibles, con el Ejército, que sabe y tiene el equipamiento pertinente, en primera línea desde el momento cero.
Por eso, la conclusión es evidente: nos sobran muchos políticos e instituciones. Desconozco el dinero que podríamos dedicar a cosas productivas quitándonos todo ese coste burocrático y llenabarrigas, pero queda claro que, con una administración próxima al ciudadano como es un Ayuntamiento y el Gobierno de la nación, que evidentemente debería ser serio y no lo que hoy tenemos, todo puede funcionar si está en buenas manos.
Con el rey como mando supremo de las Fuerzas Armadas, siempre disponible para estar al pie del terreno y coordinar, haciendo que las mismas siga demostrando su valor y siendo la institución más valorada por los españoles.