En esta serie de artículos, que puede ser interminable, trato de seguir desenmascarando la leyenda negra, creada por nuestros enemigos, que lo fueron desde el principio del s. XVI cuando España, a pesar de tener la mitad de la población de Francia estaba a años luz en desarrollo científico y bienestar, y lo mismo con respecto al mundo anglosajón. Por eso fue el Imperio español el que lideró durante dos siglos el mundo entero, al descubrir un nuevo continente y darle sus leyes, cultura y religión.
Pero no sólo América del Norte, del Centro y del Sur, además el Océano Pacífico, que fue llamado graciosamente “el lago español”, sino que descubrimos también Australia y demostramos la esfericidad del planeta con la primera vuelta al mundo que realizaron entre Magallanes y Juan Sebastián de Elcano, con el consiguiente intercambio comercial, el primer globalismo de la humanidad, con la primera moneda internacional “el real de a ocho”, moneda de plata de 233 gr, el dólar de aquella época.
Por eso hoy quisiera comentar las guerras que tuvimos que padecer porque el mundo masónico anglosajón y francés no nos dejaron en paz hasta hoy, buscando nuestra ruina y falsificando la historia. Pero su falaz acusación de haber ido los españoles a América para matar y robar a los indios, tiene los pies de barro y se desmonta sólo con una observación: hoy todo el mundo sabe que en los EE.UU. no queda un solo indio vivo; y más del 99% de la población es blanca, de origen europeo; en cambio en el resto del continente, en Hispanoamérica hoy, étnicamente una mayoría del 60% son aborígenes precolombinos, o si queremos, indígenas, además de que el resto de la población son mestizos porque los pocos miles (parece ser que no llegaron a 10.000 entre todas las expediciones españolas a América) se cruzaron casándose con las nativas. ¿Quién fue pues el genocida? Así de simple se desmonta esa leyenda negra.
Todo lo que se ha dicho es tergiversación intencionada de esa confabulación histórica anglo-francesa, junto al declive del Imperio español de 1700 a 1800 y su relevo a manos de Luis XIV (1638-1715); poco después Francia lanzó su “santa cruzada” seglar e impía, que fue la Revolución francesa (1789) con su nueva verdad que nace y muere en el hombre: el racionalismo, que se permite, no sólo la duda, sino la negación de la divinidad. Esto es el agnosticismo, la duda (ya sabemos, Voltaire, Rousseau, Diderot, Montesquieu, d’Alembert, La Enciclopedia), que fue el camino previo al ateísmo, cúspide del orgullo humano que niega la existencia de alguien superior al hombre. Napoleón fue otro fugaz relumbrón imperial de Francia, como en el año 800 lo había sido Carlomagno consolidador del feudalismo europeo que duró sólo del 800 al 887. Y para concluir este apunte histórico, Francia también provocó el Cisma de Occidente (Felipe IV el Hermoso) con el secuestro del Papado que fue llevado a Aviñón y allí residieron nueve papas hasta 1417.
Pues bien, este es el “adelanto” (frente al “secular atraso” que nos atribuyen) de estos nuestros enemigos. Y siguiendo con Napoleón, que con engaños atrajo a la familia de Carlos IV de España a Francia y, con la excusa de invadir Portugal, metió sus ejércitos, invictos en las guerras Europa, y se quedó con ellos en España, donde puso a su hermano José Bonaparte, director de varias logias masónicas, como rey. Lo que produjo la Guerra de la Independencia, desde el 2 de mayo de 1808 hasta 17 de abril de 1814, guerra donde Napoleón sufrió su primera derrota cuando el general Castaños, en la batalla de Bailén, demostró a Europa que Napoleón no era invencible, siguieron otras como las de Arapiles, Vitoria y San Marcial y sitios como Zaragoza y Gerona. Pero pese al heroísmo de los españoles, España quedo arruinada e hipotecada por más de un siglo, y además los cipayos y criollos de Hispanoamérica aprovecharon para independizarse (pero ellos ignoraban entonces que su independencia de España significaba una condena al endeudamiento y dependencia de sus aliados anglosajones y franceses que duraría hasta hoy, dos siglos) ¡Qué diferencia con la actitud española de Carlos I con Francia!, que la respetó sin anexionarla a la corona española tras sus sucesivas victorias sobre ella, incluso aprisionando a su rey Francisco I en la batalla de Pavía.
Vamos ahora a citar testimonios que alaban la acción española, el primero es de Fernando Paz y los otros son citados por la Asociación de Reunificacionistas:
- Polistain, pensador francés del s.XIX reconoce Hay un momento superior en la historia de la humanidad, la España de 1500 a 1700” ¡Y era francés!.
- Walter Riso (?): Los españoles tuvieron una clara superioridad sobre los demás pueblos. Su lengua se hablaba en París, en Viena, en Milán, en Turín… sus modas, su forma de pensar y de escribir subyugaron a las inteligencias italianas y desde Carlos V hasta el comienzo del reinado de Felipe III, España tuvo una consideración de la que carecían los demás pueblos.
- Alexander Von Humbolt: Debo decir esto sobre los españoles: la humanidad debe gratitud eterna a la monarquía española, pues la multitud de expediciones científicas que ha financiado, ha hecho posible la extensión de los medios geográficos.
- Cronista andalusí: Yo árabe andalusí, que llegué a saber de Rodrigo Díaz de Vivar, le dediqué las siguientes líneas: este hombre, el azote de su tiempo, por su ansia de Gloria, por la prudente tenacidad de su carácter, por su heroica valentía, fue uno de los milagros de Dios.
- Napoleón Bonaparte: Si queremos dominar el mundo, antes debemos anexionarnos a los vecinos del sur, su arrojo y valentía nos darán las victorias que necesitamos. Todo ello sin saber que me infringirían mi primera derrota. Hacen falta muchos medios para someter a España, este país y este pueblo no se parecen a ningún otro, no hay un solo español para defender mi causa.
- Conde de Leester, adversario de los Tercios de Alejandro Farnesio: He de admitir que los soldados españoles son sin duda alguna los mejores soldados existentes de toda la Cristiandad.
- Almirante Holand: Ante la derrota que sufrí, en lo que para el resto de la historia se llamará el milagro de Empel, debo decir que tal parece que Dios es español, al obrar para mí tan gran milagro.
Pero también os quiero recomendar este otro testimonio de Charles Fletcher Lumis, periodista, explorador, historiador nacido en Massachusetts en 1859. Es magistral en el rechazo de la leyenda negra. Estudió en Harvard con el futuro presidente Theodore Roosevelt. A partir de 1884 hizo un viaje por California y escribió el libro The Spanis Pioneers, en el que alaba el descubrimiento español en beneficio del espíritu humano, un siglo antes de que los anglosajones llegaran. Habla de la creación de hospitales, ciudades, universidades... Recomiendo escuchar también el siguiente vídeo que tiene por título “Un gringo honesto habla de la Hispanidad”.
Y tenemos que dejar para otro día las batallas y defensa de España, con especial mención al héroe más grande Blas de Lezo.