Opinión

Cómo el Imperio británico se enriqueció: “el dinero mueve el mundo”.

Vamos a explicar en esta entrega el milagro de cómo, el hoy llamado Reino Unido, conformó el Imperio más extenso de la Humanidad a lo largo del siglo XIX.


Entrega XVII. Artículos anteriores del mismo autor y tema Hispanidad y leyenda negra: primera entrega, II, III, IV, V, VI, VII, VIII, IX, X, XI, XII, XIII, XIV, XV y XVI.

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Podríamos titularlo así: “Cómo el Imperio británico se enriqueció”. En su “modus operandi” durante siglos, desde el XVII hasta mitad del XX (fecha en que desaparece), ellos siempre han tenido como idea primigenia que “el dinero mueve el mundo”. Y, es más, lo tienen como consigna, base de su ideología calvinista: “la riqueza es signo de predestinación”. Para ellos Cristo ha venido a salvar sólo a los ricos. He aquí la base del protestantismo (además de separarse del pontificado de Roma, para hacerse ellos, Inglaterra y Alemania, y en parte Francia, su propia iglesia, dirigida por el poder político) y de ahí el abismo que los separa del catolicismo. Y esto, como vamos a ver, justifica toda su historia.

Nos servimos de la conferencia traducida del profesor inglés Sacha Auerbach, de la Universidad de Nottingham, que yo titularía “las grandes gestas inglesas”. Publicado por el portal DW, que es un servicio de difusión pública alemán.

Comienza el profesor señalando cual fue el principio del fin del Imperio: 1956 Gamal Abdel Naser presidente de Egipto nacionaliza el canal de Suez en manos franco-británicas. Y lo hace hundiendo cargueros para inutilizar el canal. Se ven obligados por las deudas a retirar los planes de guerra que habían hecho con Israel para recuperar el canal. Sólo 35 años antes los británicos habían llegado al cenit de su expansión dominando en una quinta parte de las tierras del planeta en los cinco continentes y gobernando sobre 400 millones de personas.

Se dedicaron a robar abordando los barcos comerciales españoles.

Comenzaron su andadura en la mitad del siglo XVI cuando vieron la riqueza en oro y plata del nuevo continente descubierto por España, pero sus primeras expediciones fracasaron y buscaron otra solución, se dedicaron a robar abordando los barcos comerciales españoles, que era lo que venía siendo su actividad habitual, la piratería. Patente de corso a los piratas que usaban sus puertos a cambio de repartir con ellos el botín (Francis Drake o Henri Morgan que llegó a gobernar Jamaica, primer terreno que arrebataron a los españoles, en 1655). También impulsaron pronto el comercio privado con autorización real, que también concedió permiso para colonizar.

Y en esto participaron desde el siglo XVII hasta 1950, unos 20 millones de personas (mayoritariamente matrimonios) que, ante la pobreza de su país con un clima frío, emigraban como colonos a las tierras colonizadas. Compárese con la cifra que se dan de españoles que viajaron durante los tres siglos del XVI al XVIII a América: entre 100.000 y 250.000. De ahí que España no tuvo nunca ejército, porque vivían integrados con los aborígenes y los británicos los montaban con facilidad para imponerse a los nativos.

Religión y esclavismo en América

La primera población británica fundada fue Jamestown en Virginia en 1607, decepcionados porque allí no había oro, se dedicaron al cultivo del tabaco. El fundamentalismo cristiano de los llamados “puritanos” fue otro de los motores de la colonización, ellos crearon la colonia Plimurt (hoy Massachusetts), usurparon las tierras a los nativos y su gobernador de Virginia, Francis Wualla declaró orgulloso “Nuestra primera obra será expulsar a los salvajes, para hacernos con todo el país, para aumentar el ganado, cerdos, etc., que nos servirán mucho más, pues es infinitamente mejor no tener paganos entre nosotros”.

Nadie ganó tanto dinero y el negocio duró 200 años.

Prosperan trayendo esclavos africanos para el cultivo del azúcar (Jamaica es el caso del terreno más próspero del mundo). Entre 1662 y 1807 llegaron 3,5 millones, aunque uno de cada siete moría en el trayecto (14%). Nadie ganó tanto dinero y el negocio duró 200 años. La guerra de los Siete Años se llevó las ganancias, y las deudas se las hicieron pagar a las colonias americanas, con subidas de impuestos, por eso acabaron rebelándose (Samuel Adam que fue uno de los fundadores de EE.UU.) En 1776 declararon la independencia, que Londres no reconoció hasta 1783.

Asia

A fines del siglo XVI el negocio mayor eran las especias, pimienta, clavo, canela o nuez moscada producidas en las Molucas (Sudeste asiático) o la India con un margen de negocio del 300 o 400%; con este negocio un grupo de empresarios creó en 1599 la Compañía Británica de las Indias Orientales. La India estaba regida por el Imperio mogol, extendido hasta Afganistán y Bangladesh, con 150 millones de personas, era el Estado más rico del mundo gracias a sus especias, telas y joyas. Los mogoles permitieron a la Compañía, en el XVII, comerciar como antes lo habían hecho con portugueses y holandeses; y se hizo la empresa más poderosa del mundo, construyó fuertes en Bombay, Madrás y Calcuta, fundo un ejército de 200.000 hombres.

El filósofo Edmund Borg la definió como “Un Estado disfrazado de mercader”; acuñó su propia moneda, tenía sus propios tribunales y cobraba impuestos y todos los grandes políticos británicos tenían invertidas sus acciones en la Compañía. Llegó a adueñarse de casi toda la India, comprando a los cipayos (mercenarios nativos). Y en 1770 sus impuestos ya habían empobrecido a la población. Tras años de malas cosechas, la Compañía no hizo nada; bueno sí, mandó a destacamentos de cipayos a ahorcar a los hambrientos que no pagaban. Murieron 1,2 millones (esto lo cuenta Willian Darling Pel en su libro La anarquía, la Compañía de las Indias Orientales y el expolio de la India). E igual desastre de hambruna por malas cosechas ocurrió 70 años más tarde (1840) en Irlanda, con un millón de muertos y otro millón que se exilió a América.

Tres siglos y medio de expolio.

La Compañía privilegiaba a sus soldados blancos frente a los cipayos que se rebelaron en 1857 y fue conocida en la India como la Primera Guerra de Independencia. El gobierno destituyó a la Compañía y puso a un virrey, y la reina Victoria prometió a los indios el mismo trato legal que a los británicos; pero de nuevo volvió el hambre y fueron otra vez abandonados a su suerte, entre 1876 y 1878 las malas cosechas produjeron 5,5 millones de muertos y todavía a finales de 1942, como Japón había invadido Birmania que abastecía con un 15% del grano a la India, éste fue llevado a las tropas inglesas que luchaban al norte de África, esto produjo la muerte de más de 2 millones de personas. Y quiero recordar -otra vez aquí también- el caso de Churchill que, inmediatamente a esto, en la Segunda Guerra Mundial extrajo de la India arroz para su ejército lo que ocasionó más de un millón de muertos indios, y cuando se lo advirtieron, él respondió, “es igual, estas gentes se reproducen como conejos”.

Tras la Segunda Guerra Mundial, los ingleses tienen que abandonar la India. Tras tres siglos y medio de expolio la India declara su independencia el 15 de agosto de 1947, aunque dos meses antes el vizconde Mont Baten, último virrey, había anunciado la partición en dos países: Pakistán y la India.

África, su expolio humano y comercial

Comienza a mitad del XVI, los ingleses comerciaban, pero sobre todo pirateaban a portugueses y holandeses esclavos, oro y marfil. En 1660 la Real Compañía de África empezó llevando esclavos a América, pero hasta principios del XIX el comercio se reducía a puntos diseminados por la costa y la actual Sudáfrica, entonces ocupada por colonos holandeses. El explorador David Livingston abrió caminos, pero fue en Berlín en 1885 cuando Europa se repartió el continente Inglaterra inició su expansión tras la inauguración del canal de Suez en 1869, que facilitó su comercio con Asia y compró la mayor cantidad de acciones del canal; en 1882 invadió Egipto y lo convirtió en protectorado. En su expansión hacia el sur, un adelantado, Cecil Rose, que conquistó el puesto de primer ministro de Sudáfrica con su sueño de unir El Cairo con El Cabo (arrebatado a Holanda mediante la guerra de los “boers” con 30.000 muertos blancos y muchos más negros); pero fue tras la Primera Guerra Mundial, en el reparto de las colonias de Alemania, a los ingleses les tocó Kenia que permitió el sueño de Rose de comunicar norte y sur.

Desde el XVI al XX todo fue saqueo y muerte.

A principios del siglo XX los ingleses controlaban el 30% de la población de África con episodios de crueldad extrema: entre el 1952 y 1960 la guerrilla del pueblo “maumau”, del pueblo “kikuyo” en Kenia, con más de 100.000 en campos de concentración y más de mil ejecuciones; y también la deportación de los “chagosianos” de la isla Diego García, debida al interés estratégico que los EE.UU. sintieron de ocupar el centro del Índico. Así que desde el XVI al XX todo fue saqueo y muerte.

Racismo y destierro en Oceanía.

Su primera flota llegó en 1788 con más de 600 prisioneros convictos porque ya no los podían mantener en la América ya independizada. Australia se convirtió en el nuevo penal británico donde fueron desterrados 120.000 hombres y 25.000 mujeres, unos asesinos y otros con delitos menores, se asentaron en las tierras de caza de los nativos a los que casi exterminaron (eran sobre un millón). En Tasmania los choques con los 5.000 nativos fueron reprendidos con severas masacres, y en 1833 se rindieron los últimos 220, que fueron expulsados y se extinguieron. Lo mismo pasó en Nueva Zelanda.

Y luego, tras la gloria y máximo esplendor a finales del siglo XIX… la decadencia. Tras la Primera Guerra Mundial, dio autonomía a sus dominios blancos Canadá, Sudáfrica, Australia y Nueva Zelanda que se independizaron pronto. Pero esta cordialidad no se aplicó a los territorios no blancos que no se liberaron hasta después de la Segunda Guerra Mundial. Le han ganado los EE.UU y la URSS. Eso sí, consiguen colocar a los israelíes en “el hogar nacional” de Palestina. Mantienen contra la legislación internacional las colonias de Gibraltar y las Malvinas y su lengua franca ha permitido un gran desarrollo en el mundo actual.

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