Apreciado presidente:
El próximo 11 de septiembre se celebrará la Diada de Cataluña. Muchos catalanes hemos considerado que esta no era propiamente la fiesta de Cataluña, sino la fiesta de los nacionalistas catalanes y hemos sido reacios a participar en los actos que se convocan para conmemorarla.
El nuevo contexto político hace posible una celebración distinta. Por primera vez en mucho tiempo la Presidencia de la Generalitat es ejercida por un militante de un partido que no se declara abiertamente partidario de la independencia de Cataluña.
El cambio debe materializarse también de una manera nítida en el campo simbólico. ¿Por qué caer en el continuismo nacionalista que tanto daño ha hecho a la convivencia entre catalanes cuando es posible una fiesta de todos y para todos?
No se puede perder esta oportunidad. Es necesario que la Generalitat haga suya la voz de los catalanes en los idiomas que hablan. Permítame recordar el poema La pell de brau de Salvador Espriu. Allí, nuestro poeta reivindicaba una Sepharad (España) diversa y respetuosa con su pluralidad. Ese deseo es perfectamente aplicable también a una parte de Sepharad, a la Cataluña actual.
Describía el poeta:
Diversos són els homes i diverses les parles,/i han convingut molts noms a un sol amor. (…) Diverses són les parles i diversos els homes,/i convindran molts noms a un sol amor (Poema XXX).
Y pedía:
(…) Fes que siguin segurs els ponts del diàleg/i mira de comprendre i estimar/les raons i les parles diverses dels teus fills.
Para finalmente anhelar:
(…) Que Sepharad visqui eternament/en l’ordre i en la pau, en el treball,/en la difícil i merescuda/ llibertat (Poema XLVI).
Ese es nuestro deseo: el diálogo entre las distintas lenguas catalanas. Nadie mejor que Vd. para predicar con el ejemplo. No debe olvidar en su discurso institucional a los millones de ciudadanos castellanohablantes que forman parte de Cataluña en estos momentos y que también merecen escuchar sus razones (las razones de su presidente) en su idioma.
Como Espriu, anhelamos una Cataluña en Sepharad que “viva eternamente en el orden y en la paz”. Para ello, es imprescindible respetar los símbolos oficiales de los catalanes. En cumplimiento del mandato constitucional y con la solemnidad que la fiesta de Cataluña debe merecer, en todos los actos oficiales organizados por la Generalitat tienen que estar presentes en armonía las dos banderas oficiales que nos representan: la de España y la catalana. No es hora de dejar las banderas en la niebla sino de exhibirlas con lealtad y claridad.
Gracias por su atención.
Le saluda atentamente,
José Domingo, presidente de la asociación Impulso Ciudadano