Transcripción del hilo de conversación...
- Mi experiencia en PSC, UGT, C's y UPyD me ha dado una perspectiva única. He ocupado cargos directivos en todos ellos. No me arrepiento de mi posición extraparlamentaria actual.
- Soy, de momento y aparentemente, un perdedor experimentado, sí. Pero uno con una hoja de servicios intachable a mi país y a la democracia. Pero tengo la seguridad psicológica que represento a millones de catalanes que comparten mi perfil sociocultural.
- El problema no es sólo el sistema electoral. Es la deriva de los partidos tradicionales hacia posiciones que han traicionado su espíritu fundacional de integración y pluralidad.
- El electorado al que me ofrezco bascula entre la abstención y un voto que refuerce un compromiso con los sectores que sin menospreciar el vigor emprendedor catalán reivindica ser reconocido como colaborador necesario de la personalidad histórica de Cataluña y de su realidad socioeconómica, y por ello respetado.
- Mi vida es testimonio de mi compromiso vital con el mestizaje cultural catalán. Un mestizaje que debería ser nuestra fuerza, no nuestro conflicto. Las instituciones deberían reflejar esta realidad dual, no negarla.
- Desde que Maragall apostó por la reafirmación nacionalista con el actual Estatuto, muchos nos quedamos huérfanos de representación política. Un Estatuto, por cierto, que en su formulación legal no ha sido ratificado por la ciudadanía.
- El "contrabando político catalanista" del PSC no es una opinión, es un hecho del que he sido testigo directo. Han subordinado la pluralidad social a un proyecto político identitario concreto.
- Nuestra democracia simula estructuras, pero carece de sustancia real. La marginación sistemática de voces discrepantes ha empobrecido el debate público.
- El mestizaje cultural no necesita "tolerancia". Necesita reconocimiento pleno como elemento constitutivo de la identidad catalana. No somos una anomalía, no somos un error histórico, somos Cataluña.
- Por edad se me acaba el tiempo del partido, pero seguiré con las botas puestas. La democracia real se construye también desde la discrepancia, no desde el monólogo institucional.
- La solución pasa por:
- Reformular los sistemas de representación política.
- Crear nuevos espacios de diálogo y participación.
- Reafirmar una catalanidad integradora.
- La pluralidad lingüística y supuesta o pretendidamente cultural de Cataluña no es un problema a resolver, sino la base sobre la que construir nuestro futuro común.
- Y sí, esto daría para escribir un libro. Pero de momento, me conformo con que estas reflexiones lleguen a quienes aún creen en una Cataluña plural, democrática y española; y con España en Europa y el mundo.