Opinión

La saga-fuga de Puigdemont

El resumen del sainete es conocido por todos a estas alturas: el prófugo de la justicia española entra en España impunemente, anuncia públicamente sus intenciones, actúa en un breve mitin callejero… y desaparece.
2024-08-14-Opinion-Manuel-Parra-1w

No suelo escribir a vuelapluma, especialmente en los momentos en que las circunstancias son proclives al malhumor, a la tristeza o a la tensión anímica; es una de las grandes diferencias de este guardia con respecto a los escritores románticos, de ayer y de hoy, cuya emotividad desenfrenada es el germen y la musa de su vena artística.

Hoy, no obstante, he estado a punto de desoír mis propias pautas de conducta, conforme seguía las noticias del día en televisión; pero, finalmente, se ha impuesto la Norma, y, después de romper algunas páginas comenzadas y disciplinar mi mente y mi pluma, voy a intentar ser más comedido y nada visceral en mis apreciaciones, máxime si aquellos borradores destruidos hubieran podido ser objeto del peso de las leyes sobre la libertad de expresión, tanto de las ya escritas y sancionadas como de las sugeridas, de forma amenazante, y apuntadas por el presidente del Gobierno.

Como ya habrán advertido los sagaces lectores por el título de este artículo, casi literalmente plagiado del genial Gonzalo Torrente Ballester ⎼junto a cuya efigie tuve el honor de tomar un café en la Plaza Mayor de Salamanca hace pocos días⎼, mi indignación inicial se debía al número circense protagonizado, al alimón, por el prófugo de Waterloo y las fuerzas de seguridad autonómicas; y todo ello bajo la espesa capa de silencio de los normalmente locuaces ministros, portavoces y consejeros de La Moncloa.

El resumen del sainete es conocido por todos a estas alturas: el fugado entra en España impunemente, tras varios años en que se puso de manifiesto la insolidaridad europea y la animadversión hacia nosotros de la judicatura de varios países de la Unión; el mencionado prófugo de la justicia española anuncia públicamente sus intenciones urbi et orbi, y las cumple sin que aquí se mueva ni un servicio de ⎼llamémosle⎼ inteligencia; claro que no es difícil la jugada, cuando no existen fronteras y otros muchos delincuentes se aprovechan a diario de esta situación; actúa en un breve mitin callejero, en un escenario montado ad hoc, ante sus fanáticos seguidores…y desaparece cual nuevo Houdini.

El prófugo de la justicia española anuncia públicamente sus intenciones y las cumple sin que aquí se mueva ni un servicio de inteligencia.

En estas, me sonaban a chiste las referencias televisivas a la Operación Jaula que estaban llevando a cabo los Mossos d´Esquadra, y recordé otras ocasiones similares en las que este cuerpo ⎼en el que, sin duda, hay buenos profesionales⎼ fue encomendado para frenar supuestos referéndums y obligado a denunciar a quienes no toleraban la presencia de los lazos amarillos en nuestras carreteras.

Los comentarios de los políticos a la aventura del señor Puigdemont fueron simultáneas al montaje, excepto, claro, las de los sanchistas, embarcados fielmente en la Operación Illa, que ha costado romper, entre otras cosas, los principios de solidaridad, la caja única de la Seguridad Social y cualquier asomo de socialismo de manual. Por supuesto, el glorioso pacto con ERC nace envenenado, y solo la lucha con Junts por el predominio en la gestión del separatismo lo hace posible… por el momento.

Pero mi contenida indignación ⎼esa que debe ser seguida siempre por la dignificaciónva más allá; escuchaba a la derecha lamentarse porque el hecho era una nueva burla a España y a los españoles. Y no se trata de que España y quienes se sientan españoles hayan sido estafados: la burla y el fraude ⎼uno más en la larga serie⎼ es hacia el Régimen establecido, hacia la Constitución vigente (en la teoría), hacia las instituciones, hacia el presunto Estado de derecho, y, si me apuran, hacia los propios fundamentos de la democracia liberal e individualista en que estamos inmersos; España es otra cosa ⎼por lo menos, en mi modesta opinión⎼ y algo mucho más importante y trascendente que todo lo mencionado.

España es otra cosa ⎼por lo menos, en mi modesta opinión⎼ y algo mucho más importante y trascendente que todo lo mencionado.

Contra esa España, su Idea y su Concepto, es contra los que batallan (es un decir) el señor Puigdemont y Junts, el heredero de aquella tramposa y fraudulenta Convergència de Jordi Pujol, y los adversarios ocasionales de ERC. A todos ellos les importan un ardite las fórmulas jurídico-políticas coyunturales con que se recubra el cuerpo nacional; siempre se inclinarán, es evidente, por aquellas que puedan ofrecer menor resistencia a sus aspiraciones secesionistas, a los gobiernos más débiles y menos decididos, y, si cabe, a los que más las favorezcan, como es el caso en que nos encontramos.

Añadamos que algunas de las estructuras vigentes, además, propician que la situación se eternice, y no en el sentido de la conllevancia orteguiana precisamente; dentro del Sistema establecido no hay solución pues él mismo se encarga de crear o envenenar los problemas que dice intentar solucionar. Otra cosa es que los estrategas de la política ⎼entre los que no me encuentro⎼ analicen minuciosamente las coyunturas concretas y quieran aplicar los parches que entienden como necesarios para la supervivencia del chiringuito, o la suya personal, pero esto es otro tema.

¿Dónde reposan ahora las miles de banderas rojigualdas que salen a las calles de España con ocasión de triunfos deportivos? Concluyamos que acaso habrá también que redefinir el patriotismo, en otros términos, más acordes con esa Idea y ese Concepto de España que defiendo.

Entre tanto, sigan con el número circense de las apariciones-desapariciones de Puigdemont, para escándalo de los ingenuos.

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