La legalidad democrática es la premisa básica de la convivencia y la igualdad

Manifiesto en la conmemoración del 8 de octubre

Manifiesto leído por Societat Civil Catalana en el segundo aniversario de la gran manifestación del 8 de octubre de 2017. "Hoy hace dos años, en esta misma plaza, un millón de catalanes rompía el silencio y cambiaba la historia".

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photo_camera Representantes de varias entidades sujetan la pancarta conmemorativa

Manifiesto en la conmemoración del 8 de octubre

Somos la mayoría social catalana y exigimos que por fin se nos tenga el respeto debido en una sociedad democrática.

Hoy hace dos años, en esta misma plaza, un millón de catalanes rompía el silencio y cambiaba la historia.

  • Superando todos los pronósticos y previsiones, cientos de miles de persona de toda clase y condición, de todas las sensibilidades políticas y procedencias geográficas se manifestaba bajo el lema “Prou! Recuperem el seny”.
  • Esa riada humana de libertad y dignidad, esa fronda popular convocada por Societat Civil Catalana con el apoyo de muchas otras entidades cívicas, políticas y sociales desbordó para siempre los límites estrechos con los que el nacionalismo catalán había encorsetado la realidad catalana.

Desde entonces nada volverá a ser lo mismo.

  • Desde aquel día nunca más nadie podrá arrogarse la voz del pueblo de Cataluña, porque quedó claro que la ciudadanía de nuestra tierra es plural y diversa, está viva y no quiere dejarse imponer dictados nacionalistas.
  • Todos somos Cataluña y entre todos debemos construir el futuro.

Esa movilización masiva, llena de emoción y gallardía ciudadana, rompió también la falsa imagen y el relato tramposo de la supuesta unidad del pueblo catalán en torno al proyecto de ruptura independentista.

  • Las imágenes tuvieron un impacto inmediato en Cataluña, en el conjunto de España y, sobre todo, en la comunidad internacional.
  • Al darse cuenta de que millones de catalanes no les seguían, los líderes independentistas se vieron forzados a frenar en su deriva radical.
  • Pocos días más tarde fue proclamada la República catalana, pero duró solo 8 segundos. Una auténtica vergüenza democrática y un claro fraude político.

Rompimos el silencio y cambiamos la historia.

  • Fue un día de liberación interior para millones de catalanes, que llevaban décadas viviendo una especie de reclusión y silenciamiento de su identidad y de sus reivindicaciones.
  • Ese día millones de catalanes supieron que no estaban solos, que no se encontraban en los márgenes de la sociedad, sino que eran mayoría quienes apostaban y siguen apostando por una Cataluña abierta dentro de la España constitucional.

La Cataluña silenciosa y silenciada emergió como sujeto político firme y no está dispuesta a seguir desempeñando nunca más un papel subalterno en nuestra vida política y social.

  • Somos la mayoría social catalana y exigimos que por fin se nos tenga el respeto debido en una sociedad democrática.

Las asociaciones aquí representadas reivindicamos con orgullo el 8 de octubre como una fecha fundamental y fundacional.

  • El 8 de octubre es parte activa en el descarrilamiento del proyecto de segregación separatista.
  • Pero el 8 de octubre es, sobre todo, inicio de un tiempo nuevo donde la ciudadanía constitucionalista de Cataluña, por fin empoderada, va a defender con firmeza democrática sus demandas y reivindicaciones.

Queremos mirar al futuro. Queremos construir entre todos la Cataluña del futuro. Sin rencor y sin venganza.

  • Pero desde la justicia y desde el respecto al Estado de Derecho.
  • Si los dirigentes independentistas abrazan de nuevo la vía de la confrontación, el desbordamiento y la insurrección, millones de catalanes volveremos a movilizarnos con toda la contundencia, las veces que haga falta, para recordar que Cataluña no es un parque temático de los separatistas ni un juego para fantasías anarco-burguesas, sino que es una sociedad madura y plural donde deben imperar los valores constitucionales de libertad, igualdad, respeto mutuo e imperio de la ley.

La legalidad democrática es la premisa básica de la convivencia y la igualdad.

Si alguien intenta vulnerarla de nuevo, nos tendrá en frente.


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