Los familiares de las víctimas y los supervivientes han sido los primeros en concentrarse ante el mosaico de Joan Miró en La Rambla, donde el terrorista abandonó la furgoneta que hace un año sembró el terror.
Poco después, los reyes han entrado en la plaza junto al presidente del Gobierno y la presidenta del Congreso, entre otras autoridades, para compartir con las víctimas el sobrio acto, sin discursos institucionales.
No obstante, las flores, la música y los mensajes de paz se han visto tristemente oscurecidos por la obstinación separatista de hacerse notar. Al menos dos grandes pancartas de rechazo a la presencia de los reyes de España, colgadas en la plaza de Cataluña y en la Rambla, unido al discurso con tintes políticos de carácter partidista del presidente de la Generalidad, además de la convocatoria de los denominados 'Comités de Defensa de la República' en la parte baja de la Rambla, han sido la causa que ha indignado a una parte de la ciudadanía presente, harta de tantas provocaciones.
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